miércoles, 7 de noviembre de 2007

¿Cebollas o aspirinas para proteger el corazón?


Cuando era niña sufrí de ataques de asma con frecuencia y mi madre -un poco desesperada por hallar una cura- me dio a tomar muchos brebajes, entre los cuales estaba el jugo de cebolla morada con miel. Sí, eso mismo. Entonces, cada vez que me sirven algún platillo con este oloroso vegetal lo miro con desdén y, ahora, me entero de que los científicos del Instituto de Investigación de la Alimentación del Reino Unido descubrieron que comer cebolla puede reducir los males cardiovasculares. Casi que entro en crisis.

Los investigadores realizaron un estudio para examinar el efecto que tienen, sobre el sistema cardiovascular, los compuestos que se producen cuando el organismo asimila la quercetina, un flavonoide que se encuentra en la cebolla. El grupo se concentró en estudiar los compuestos que entran en la corriente sanguínea una vez la quercetina es ingerida, absorbida y metabolizada por el hígado y el intestino, pues el científico Paul Kroon, director del estudio, señaló que los flavonoides sólo tienen un efecto directo sobre la salud de las arterias en el momento en que entran en contacto con los tejidos humanos.

Los resultados arrojaron que, después de consumir entre 100 y 200 gramos de cebollas y hacer la digestión, este compuesto puede ayudar a disminuir la inflamación crónica de las arterias y reducir los síntomas previos a las enfermedades cardíacas.

A pesar de estos resultados, definitivamente sigo pensando que, para mí, será mejor comer frutas y tomar té y vino tinto, que también contienen flavonoides.

¡Salud!

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